miércoles, 14 de enero de 2009

En recuerdo de mi gatita Curruñis....


Adiós, Curruñis
Por Doke. 30-12-2003

Quiero contarles sobre una gatita que adoptamos mi esposa y yo. Realmente era la gata del un vecino, pero prácticamente vivía con nosotros. Tenemos una gata llamada Chispita, la cual al principio no congenió con la recién llegada, pero al final la aceptó y era su mejor amiga gatuna.

A la gatita nueva le pusimos por nombre Curruñis, por una telenovela que mi esposa veía. Era una gatita súper inteligente y vivaracha... y digo era por lo que ocurrió en octubre pasado: Curruñis vivía con nosotros y también dormía con nosotros, pero una noche quiso salir y nosotros la dejamos ir.

Como a las 2:00 AM mi esposa me despertó porque escuchaba los maullidos de la Curru (cuando quería que la dejáramos entrar nos maullaba por la ventana), así que me levanté y al salir la encontré tirada y convulsionándose ¡La habían envenenado y estaba agonizando!. los gritos de la pobre gatita me llegaban hasta el alma misma.

Grité a mi esposa que trajera una toalla y la metimos a la casa. Mi esposa la abrazó como cuando se abraza a un niño y le hablaba suavemente "ya mi niña, ya mi cielo" y la gatita se tranquilizó. Pero seguía convulsionándose, así que saqué leche del refrigerador y le dí con una cucharita. La leche estaba fría, así que se la calentaba en mi boca y luego de la daba. Por la hora no podíamos salir a buscar un veterinario y sólo esperábamos que ocurriera un milagro, ya que la gatita tenía los ojos abiertos y vidriosos. Media hora después comenzó a respirar con mucha dificultad y empezamos a pensar que lo peor podía pasar.

Mientras tanto Chispita se acercaba para olerla y lamerle las patitas. Así estuvimos por hora y media hasta que de pronto Curruñis dió un estirón fuerte y luego aflojó todo su cuerpecito. Cuando mi esposa la tocó dejó escapar un gruñidito que sonó como a despedida. Permanecimos varios minutos viendo el cuerpecito inerte y después la arropamos y la metimos en la caja donde le gustaba jugar. Ya no pudimos dormir y pasamos lo que quedaba de madrugada abrazados y llorando los tres: Mi esposa Mirna, Chispita y Yo.A la mañana siguiente la sepultamos en un solar abandonado, al cual le pusimos "Territorio de Curruñis".

Me ha costado trabajo, porque soy un ser bastante sentimental, reponerme. Sin embargo Chispita se ha encargado de darnos consuelo.

Curruñis: que la estés pasando bien en el cielo de los gatos.




También esta me la publicaron en migato.com

http://migato.com/pasiones.php?a=71&c=&pg=9




Otro historia publicada


Amor de madre (gata)
Por Doke. 21-11-2004

Vivo con mi esposa en un cuarto sobre una azotea en el centro de la ciudad (Minatitlán, Ver.) y después de conocer a los vecinos humanos, por la noche veíamos a otro tipo de vecino: un gato que llegaba por las noches buscando comida por el lugar.

Al principio lo corríamos, porque destrozaba las bolsas de basura, pero después de un tiempo aprovechábamos para dejarle un plato con sobras. El animalito nunca se nos acercaba y -recordando que lo habíamos corrido en ocasiones anteriores- salía huyendo cuando lo llamábamos.

Varias semanas después comenzó a tomar confianza e incluso nos maullaba por la ventana por las tardes para recordarnos de llenar su plato. Comenzó a tomarnos confianza y permitió que lo acariciáramos. Fue entonces cuando descubrimos que era una hembrita.

Nunca quiso quedarse, siempre se iba, pero volvía al otro día. Sabíamos de su agradecimiento porque ronroneaba cuando pasábamos la mano por su cuerpecito, un poco sucio y flaco. Al ser una gata que vagaba por las noches ocurrió lo inevitable: empezamos a ver que su vientre se agrandaba y nos empezamos a preocupar por los gatitos que venían en camino.

Un día ya no llegó a comer y llegamos a pensar incluso que habría muerto, pero aproximadamente un mes después regresó. Esta vez no llegó sola, sino que la acompañaban dos pequeños mininos, que al principio se negaron a acercarse, pero al ver que alimentábamos a su madre, rápidamente tomaron confianza y dejaron incluso que los tomáramos en brazos.

La mamá gata se veía muy flaca y demacrada, sin embargo nos ronroneó y se restregó contra nosotros, pensábamos que porque agradecía otra vez el alimento. La gata se echó al lado de la puerta y comenzó a amamantar a sus gatitos y a lamerlos con mucho cariño. Sacamos una vieja cobija, la pusimos con sus hijitos y nos fuimos a dormir, sin saber qué pasaría al otro día, pero contentos porque la gatita había regresado.

Al otro día la gata no estaba, pero sus hijitos seguían afuera. Los dos eran bonitos y tiernos, por lo que decidimos adaptarles un lugar para que se establecieran afuera. Al dar la vuelta a la casa vimos algo muy triste: la gata estaba muerta. Estaba atrás, enroscadita, al principio pensamos que dormía, pero nos dimos cuenta que había fallecido.

Aquella gata tuvo el instinto para dejar a sus crías en un buen lugar para poder morir en paz. Sus dos hijitos (ahora ya gatos grandes: Gris y Luky) no tuvieron que sufrir aunque su madre tuviera que dejarlos. Gracias Gata.



También esta la puse en migato.com

http://migato.com/pasiones.php?a=94&c=&pg=7



Una historia de nuestro primer gato

Las libélulas
Por Doke. 19-11-2005
Publicado en migato.com

http://migato.com/pasiones.php?a=115&c=&pg=6

Paseaba yo por las veredas del jardín una mañana de domingo. Mi gato Silvestre me acompañaba. Silvestre es un gato grande, pues tiene casi 12 años. Duerme mucho y come menos que antes, pero sigue conservando ese amor que sólo un gato de familia puede dar.

De pronto una libélula pasa junto a nosotros y Silvestre recuerda sus días de juventud y se lanza tras ella. El insecto pasa volando como un rayo y se pierde de vista. El gato mira hacia todos lados y luego me mira a mí con felina interrogación preguntándome a dónde se fue...

¿Qué importa, Silvestre, a dónde se fue? ¿A dónde, dime, se van los sueños? Lo importante es no dejar de perseguirlos. Así como tu persigues las libélulas, yo trato de perseguir mis sueños, porque se que el día que no lo haga, seré yo el que se vaya... Pero tú, Silvestre, no pases de mí como las libélulas y los sueños, porque te necesito muchísimo, más de lo que tú me necesitas a mí, quédate junto a mí para perseguir nuestros sueños...

El gato en un gesto de entendimiento se frota contra mí y siguiendo mis pasos, juntos, continuamos nuestro camino por las veredas del jardín...



Me sentí melancólico de volver a encontrar mi escrito.... :-)



domingo, 4 de enero de 2009

Homenaje a mi Lukis






Entre las cosas que me dejó el año 2008, entre alegrías, penas, felicidades, recuerdos y nostalgias, destaco que se nos haya ido mi hija gata Lukis, quien ya tenía como seis años con nosotros. Todo lo que pueda poner me pone triste, pero se que también es alivio para mi alma y para quienes la extrañamos. Así es como quiero recordar a mi Lukis: la que maullaba quedito, la colita de pino, la patitas cortas, la gatita tricolor, la mana de Chispi, la que se colgaba de la puerta, la que le gustaba el Whiskas, la pancita suave, la de bigotitos cortos, la enana orejona, la que caminaba chistoso, la que atacaba el pelo de su maye, la que jugaba con una dona para pelo, la que romiteaba con su mana, la que siempre nos recibía en casa, la que ahora nos espera a las puertas del cielo. Adios hijita gata.